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Ser pasivo podría ser positivo
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Ser pasivo podría ser positivo
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El adjetivo pasivo se aplica realmente sólo a las etiquetas y, en pocas palabras, sólo significa que no necesitan ninguna energía local (por ejemplo, una batería) para funcionar.
No tener una batería en las etiquetas tiene muchas ventajas relacionadas con el coste, el mantenimiento y la fiabilidad, por lo que la característica pasiva es un punto clave para el éxito de la tecnología.
De todos modos, las etiquetas RAIN RFID, aunque estén muy integradas, son circuitos electrónicos, por lo que necesitan ser alimentadas de algún modo para funcionar. A falta de una batería, las etiquetas tienen que obtener la energía de algún otro lugar utilizando una técnica llamada recolección de energía que captura la energía del medio ambiente, tal vez el ejemplo más famoso de recolección de energía es la energía solar donde la radiación solar se convierte en electricidad. La tecnología RAIN RFID utiliza en cambio la señal de radio procedente del lector: la antena de la etiqueta recoge la señal y un circuito dentro del chip de la etiqueta convierte esa señal en corriente eléctrica que se utiliza para alimentar el resto de los circuitos.
Así, la primera parte de la comunicación entre el lector y las etiquetas es una señal "en blanco", llamada portadora, que se utiliza sólo para suministrar energía, señal que debe mantenerse durante todo el tiempo que dure la comunicación. El intercambio de información se realiza entonces utilizando la misma señal, sólo que cambiando su forma con una técnica llamada modulación para que la energía se mantenga pero la etiqueta pueda reconocer los cambios en la forma de la señal e interpretarlos como datos. Es algo parecido a lo que ocurre con el USB, en el que se utiliza un único cable tanto para suministrar energía como para la comunicación con los dispositivos.
Así que, ahora que la etiqueta está alimentada y el lector envía información que la etiqueta puede interpretar, ¿cómo puede responder al lector? Las etiquetas RAIN RFID no tienen ningún circuito de transmisión real, no hay suficiente energía para ello. Una vez más, la solución está en una técnica pasiva llamada retrodispersión.
La retrodispersión es básicamente una reflexión de la señal: la antena de la etiqueta es un objeto metálico y, por tanto, refleja las señales de radio; además, está diseñada para trabajar con señales de radio, por lo que es especialmente eficiente tanto en la recepción como en la reflexión de señales. El modo en que la etiqueta envía la información al lector es, de nuevo, modulando la señal reflejada; la antena está conectada al circuito del chip que puede decidir si la antena debe reflejar más o menos señal (modulación de amplitud).
Para explicar esta técnica de forma intuitiva, imagine dos personas, Ann (el lector) y John (la etiqueta), que quieren comunicarse a distancia. Para ello, Ann tiene una linterna y John un pequeño espejo. En primer lugar, tienen que acordar un lenguaje, digamos que deciden utilizar el código Morse para codificar y decodificar la información. Ahora pueden empezar a intercambiar información: Ann emite destellos cortos y largos según la codificación Morse para que John pueda descodificar los pulsos de luz y obtener la información. Después, Ann mantiene la linterna encendida para que emita un haz de luz continuo para que John pueda utilizar su espejo para reflejar la luz: manteniendo el espejo frente a la luz John refleja la luz que viene de Ann mientras que girando en un lado la luz no se refleja para que pueda devolver la información a Ann utilizando el mismo código Morse.
Obviamente, esto es sólo una explicación intuitiva de una tecnología que es mucho más compleja, pero espero que pueda dar una idea aproximada de cómo funciona la tecnología incluso a personas, como yo, que no son ingenieros electrónicos.