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El bosque de IREM para reducir la Carbon Footprint
IREM cierra 2023 con un importante aporte en términos de impacto ambiental.
De hecho, la empresa ha plantado, en terrenos de su propiedad adyacentes a la fábrica, 20 fresnos comunes, una planta autóctona de gran tronco y fácil de cultivar, y 50 paulownias, un árbol menos conocido con flores ornamentales que presenta la importante característica absorber más CO2 que cualquier otra planta. Una hectárea de terreno plantada con paulownia es capaz de absorber de 28 a 32 toneladas de dióxido de carbono al año, lo que significa que cada planta consume de 32 a 36 kilogramos de CO2 cada doce meses.
El objetivo es dar una señal concreta en términos de reducción de la Carbon Footprint.
De hecho, la llamada carbon Footprint es un parámetro utilizado para estimar las emisiones de gases de efecto invernadero expresadas en promedio en toneladas de dióxido de carbono generadas por productos y servicios humanos.
Calcular la huella de carbono de las empresas y ser conscientes de ella es especialmente importante y supone determinar la cantidad de CO2 que emiten a la atmósfera. Este es un primer paso en todo el proceso de compensación útil para diseñar proyectos con el objetivo de absorber las emisiones de dióxido de carbono y la ambición final de alcanzar la Carbono Neutralidad o Net Zero, es decir, la neutralidad de carbono.
Para compensar las emisiones de CO2 generadas por la actividad humana se pueden implementar diversas iniciativas. Estos van desde reducir el consumo de energía, cuando sea posible, y, sobre todo, el desperdicio de electricidad hasta la reforestación o la protección de los bosques en riesgo con especial atención a las zonas más sensibles del planeta. Esto contribuye a la mitigación del cambio climático.
Entre estas posibles iniciativas, el IREM ha optado por crear un pequeño bosque con el objetivo de implementar estrategias corporativas de sostenibilidad encaminadas a compensar el CO2 emitido a la atmósfera.