Añadir a mis favoritos

#Libros blancos

EL BIG DATA Y LA ÉTICA DE LOS DATOS

EL BIG DATA Y LA ÉTICA DE LOS DATOS

El uso y el potencial del Big Data aumenta día a día, al igual que lo hace el debate sobre la ética de los datos. La línea que separa el buen uso del mal uso o abuso de los datos es muy fina. La tecnología no es el problema, sino cómo la utilizamos y si este uso se ciñe a criterios de responsabilidad. El Big Data tiene múltiples usos que contribuyen al desarrollo de nuestra sociedad en ámbitos tan dispares como la medicina, la sociología, el urbanismo o la economía, además de numerosos usos corporativos y comerciales.

EL VALOR DEL BIG DATA EN EL RECICLAJE

En PICVISA, por ejemplo, llevamos más de 20 años ayudando a las plantas de reciclaje a aumentar su productividad con soluciones tecnológicas capaces de generar una gran cantidad de datos. Nuestra solución ECOFLOW, un analizador de flujo basado en Inteligencia Artificial, aplica un algoritmo de deep learning a un sistema de visión artificial para permitir una perfecta clasificación de los materiales a reciclar y obtener datos valiosos para la toma de decisiones de los clientes. De ello se encarga nuestro nuevo servicio DATA+.

El servicio DATA+ permite que las plantas de reciclaje estén 100% digitalizadas y conectadas con la industria 4.0 y utiliza el Big Data para ofrecer soluciones que incrementan el control, la eficiencia y los beneficios de estas plantas optimizando todas las etapas del proceso. DATA+ optimiza recursos y tiempos, elimina procesos manuales, permite una visualización clara de los datos, reduce los costes permanentes (OPEX), aumenta la fiabilidad del proceso al minimizar los errores humanos y permite una mayor velocidad de reacción al ofrecer la información en tiempo real. PICVISA presentará esta solución tecnológica en IFAT 2022, la feria comercial líder mundial en gestión de agua, aguas residuales, residuos y materias primas, que tendrá lugar en Munich del 30 de mayo al 3 de junio.

ÉTICA DE DATOS

El uso de los datos que, en nuestro caso, proporciona la solución tecnológica DATA+ debe seguir los mismos criterios de ética que deben estar implícitos en todo el ciclo de vida del Big Data, tanto en la recolección de los datos como los algoritmos utilizados para hacerlo. Hay que tener en cuenta que el Big Data no es siempre acertado ni objetivo. Los datos pueden estar mal extraídos, mal combinados o mal interpretados porque los algoritmos usados para su recolección fueron erróneos. Y lo más importante, posteriormente estos mismos datos pueden ser utilizados de forma errónea.

La gestión de estos datos cobra cada vez más importancia. No hay que olvidar que, en la era digital, la confianza en una organización también se mide, y cada vez más, por su forma de gobernar y gestionar los datos, los algoritmos, las máquinas… Esta confianza se articula principalmente mediante la seguridad, la calidad y la precisión de los datos, su protección y la integridad en su uso. En este sentido, el Reglamento Europeo de Protección de Datos (RGPD) regula, desde 2018, algunos de estos aspectos: la recolección (con autorización), la gestión (con protección) y su uso (con autorización y para usos lícitos).

EL USO ÉTICO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

El debate en torno a la ética de los datos es mucho más amplio y profundo si hablamos de la Inteligencia Artificial, que es la tecnología que realmente alimenta al Big Data. Y aquí es donde vuelven a cobrar protagonismo las personas. De hecho, expertos del MIT (Massachusetts Institute of Technology) hablan de Machine Teaching en lugar de Machine Learning, focalizando así no en las máquinas, sino en las personas que les enseñan a tomar buenas decisiones teniendo en cuenta los datos, los algoritmos programados y su propio aprendizaje (Machine Learning).

Así, al hablar de Inteligencia Artificial, el debate es cómo conseguir que las máquinas obedezcan criterios éticos y persigan el bien común. Aunque se explicite a menudo, el problema no es saber si los robots sustituirán a las personas en muchos trabajos o tareas. Este es un tema colateral que apenas hace sombra al problema de fondo: el riesgo del desarrollo sin control de la Inteligencia Artificial. Esta cuestión ya fue esbozada en su momento por el científico Stephen Hawking, y también ha despertado el interés del empresario Elon Musk (Tesla y SpaceX) o del ex presidente norteamericano Barack Obama, que fue de los primeros en alertar sobre el tema y que incluso diseñó una estrategia nacional en esta materia.

Algunos países se han alineado en esta línea, aunque de momento solo de forma académica. En otras palabras, el debate sobre la ética de los datos no se ha traducido en legislación y se limita a la existencia de algunos códigos de buenas prácticas a nivel internacional, liderado por universidades y organizaciones de todo el mundo. En este sentido, los especialistas reclaman, para evitar usos maliciosos de la Inteligencia Artificial, un mayor compromiso y colaboración de los gobiernos con los investigadores y el desarrollo de nuevos marcos normativos y éticos que no frenen el desarrollo tecnológico.

Información

  • Carrer Isaac Newton, 2, 08280 Calaf, Barcelona, Spain
  • PICVISA