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ECONOMÍA CIRCULAR, IA Y VISIÓN ARTIFICIAL
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La robotización de los procesos de reciclaje, el camino efectivo hacia la sostenibilidad
Cada vez más empresas de diversos sectores industriales abordan la automatización de sus procesos productivos. Quieren aprovechar los avances tecnológicos para producir más y mejor, para fabricar más con menos. Y muchas de estas industrias contemplan en su estrategia ser más sostenibles, ahora y en el futuro, por lo que recurren a la robótica para reciclar sus residuos de forma más racional. Han descubierto que pueden aprovechar la inteligencia artificial y la visión por computador para detectar, capturar y clasificar residuos con rapidez y precisión.
Una nueva generación robótica, diseñada para reducir el impacto ecológico de otros robots que son utilizados en las actividades industriales de las fábricas, ayudará a las empresas a garantizar el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social. De esta forma, la economía circular está permeando en sectores como la alimentación, la moda, la química o la energía, impulsando la sostenibilidad, la eficiencia y la resiliencia empresarial. Y ello, no sólo para provocar un menor impacto residual en los países donde operan esas industrias, sino también en aquellas economías que reciben buena parte de esos residuos. No podemos olvidar que una de las principales amenazas para la biodiversidad a escala mundial es la contaminación de los ecosistemas, con un gran impacto en el bienestar y en la salud humana.
En definitiva, es urgente impulsar el cambio de un modelo basado en la economía lineal, de usar y tirar, a uno en el que los residuos se convierten en nuevos recursos. Lo que se conoce como circularidad.
Cada vez más empresas de diversos sectores industriales abordan la automatización de sus procesos productivos
Según los datos anuales sobre el comercio de residuos que ha publicado Eurostat: sólo en 2022, la Unión Europea exportó 32,1 millones de toneladas de residuos a terceros países, afortunadamente, un 3% menos que el ejercicio anterior. En el caso de los textiles, y en concreto de la moda, su industria representa el cuarto mayor impacto sobre el medio ambiente y el cambio climático, después de la alimentación, la vivienda y el transporte. Algunas cifras:
El consumo de textiles es una de las tres principales presiones sobre el uso del agua y la tierra.
Cada año se desechan 5 millones de toneladas de textiles en la UE. ¡Nada menos que 11,3 kg por persona!
Sólo el 1% del material utilizado en todo el mundo para la confección de ropa se recicla en ropa nueva.
Sólo en España se desechan unas 900.000 toneladas de ropa al año, y el 88% acaba en vertederos, según el informe Análisis de la recogida de la ropa usada en España. El otro 12% va a contenedores de ropa y, de allí, a modernas plantas que seleccionan las prendas —incluso aquellas en mal estado— y las reutilizan o reciclan.
La Comisión Europea ha advertido: es preciso dejar de lado la moda rápida y avanzar hacia un sector textil más sostenible y circular. Para progresar en ese sentido, la UE puso en marcha el Plan de Acción de Economía Circular que cubre toda la economía. En el marco de ese plan, lanzó su Estrategia para los Textiles Sostenibles y Circulares, con la que se propone garantizar que, de cara al 2030, todos los productos textiles comercializados en el mercado de la UE sean duraderos, reciclables y producidos respetando los derechos sociales y el medio ambiente. La estrategia analiza todo el ciclo de vida de los productos textiles y propone acciones coordinadas para cambiar la forma en que consumimos y producimos textiles.
Tanto en el caso de la fabricación de textiles, como en la actividad de otros sectores productivos que también generan residuos industriales —electrónica, metalurgia, vidrio, alimentación, siderurgia, papel, químico…—, la robótica desempeña un rol fundamental a la hora de racionalizar la gestión de residuos. Los robots están diseñados para:
Automatizar tareas. Los robots eliminan trabajos manuales de baja calidad que no deberían hacer las personas. Pueden realizar tareas desagradables, alienantes, repetitivas y peligrosas, aumentando la seguridad laboral y agilizando los procesos.
Realizar una clasificación precisa. Equipados con sensores y visión artificial, los robots identifican y clasifican diferentes tipos de residuos con precisión.
Optimizar recursos. Los robots detectan materiales valiosos en los residuos, maximizando la recuperación y la transformación de residuos en nuevos recursos.
Obtener datos. La robótica logra generar datos útiles para tomar más rápido decisiones informadas y llevar a término estrategias efectivas. Los algoritmos de inteligencia artificial analizan inmensas cantidades de datos (big data), detectando patrones repetitivos para aprender de ellos y así mejorar la eficiencia del proceso de reciclaje. En efecto, ya es posible utilizar sistemas de aprendizaje automático para identificar materiales específicos en los residuos y separarlos con mayor precisión.
Todas las industrias que se propongan llevar a cabo una adecuada gestión de sus residuos, encontrarán en PICVISA soluciones eficaces, eficientes, innovadoras y con garantía de cumplimiento. No olvidemos que la automatización en la gestión de residuos es útil para convertir la basura industrial en oportunidades, aminorando su impacto medioambiental y fomentando la sostenibilidad. Otra gestión es posible, y PICVISA puede ser el mejor aliado para lograrlo.