video corpo
Añadir a mis favoritos

#Novedades de la industria

Ojo a los datos estadísticos sobre residuos textiles, unas cifras de impacto para reflexionar

Ojo a los datos estadísticos sobre residuos textiles, unas cifras de impacto para reflexionar

Reciclaje de residuos, Reciclaje textil

Ojo a los datos estadísticos sobre residuos textiles, unas cifras de impacto para reflexionar

¿Sabías que cada año más de 90 millones de toneladas de residuos textiles acaban en los vertederos? Atención: es el equivalente a un camión de basura lleno de ropa descargando en un vertedero cada segundo. La producción mundial de prendas de vestir se duplicó entre 2000 y 2015 debido a una mayor demanda de ropa barata. Al ritmo actual, las ventas mundiales de vestimenta de todo tipo alcanzarían los 160 millones de toneladas en 2050.

A menos que mejoremos la forma de fabricar, utilizar y desechar nuestros pantalones, faldas, blusas, camisetas… y otros productos de confección, en 2030 se alcanzarán los 134 millones de toneladas de residuos textiles. Es una cifra estimada, un dato que nos ayuda a comprender por qué es tan importante avanzar desde una economía lineal a una circular: sólo si optamos por seguir ese camino haremos de este un mundo más sostenible, y para lograrlo, nada mejor que acompañarnos de la tecnología para el reciclado textil más puntera.

Vertederos saturados de residuos textiles

Según Statista, sólo en 2023 se consumieron un total de 183.800 millones de prendas de vestir en todo el mundo, 14.000 millones más que el año anterior. Por volumen de ingresos, Estados Unidos y China lideran un mercado cuya industria consume, a escala mundial, 3.250 millones de toneladas de recursos para producir artículos cada vez más efímeros, según un informe de Circle Economy y la H&M Foundation.

Un informe de la Agencia Europea del Medioambiente (EEA) de 2024, que utiliza datos de 2020, concluye que en ese año la Unión Europea generó 6,95 millones de toneladas de residuos textiles, unos 16 kg por persona. De ellos, 5,2 millones de toneladas corresponden a ropa y el calzado, lo que equivale a 12 kg de residuos por persona al año. Tan sólo el 1% de la ropa usada se reconvierte en prendas nuevas; la mayoría es incinerada o enviada a vertederos, muchos ubicados en África.

En España, según la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS), sólo el 12% de los residuos textiles se recicla, mientras que el 88% restante termina en vertederos. En el Reino Unido, atendiendo a un informe de la Wrap UK, el 30% de la ropa usada se recicla, mientras que el 70% termina en vertederos o incineradoras.

Hay países que lo hacen mejor. Gracias a un sistema eficiente de recogida y clasificación, Alemania recolecta para su reutilización y reciclaje alrededor del 75% de sus residuos textiles, según la Federación Alemana de la Industria Textil y de la Moda. En Suecia, según la Agencia Sueca de Protección Ambiental (Naturvårdsverket), y merced a su sistema avanzado de gestión de residuos y a la concienciación ciudadana, se recolectan más del 95% de los residuos textiles. Al otro lado del océano, asegura la Agencia de Protección Medioambiental (la EPA, por sus siglas en inglés) que los estadounidenses desechan aproximadamente 11,3 millones de toneladas de residuos textiles al año, de las que sólo el 15% se recicla.

Los desechos textiles, cuya mayor parte se recicla para fabricar productos de menor valor, como aislamiento o material de relleno, son el resultado de la sobreproducción —la acumulación de inventarios invendibles en manos de las empresas— y principalmente de un consumo excesivo, sobre todo el derivado de la creciente demanda de moda rápida, que fomenta una cultura de usar y tirar.

Gran impacto medioambiental

El 87% de las fibras textiles — el 73%, ropa— se deposita en vertederos o se incinera, lo que contribuye a la contaminación terrestre y atmosférica. Ahora bien, el impacto negativo se inicia antes; para empezar, con un consumo descontrolado de agua durante la fabricación; con el empleo de sustancias tóxicas durante la producción (tintes y residuos químicos); con la liberación de microplásticos con el lavado, cuando la fibra textil es de mala calidad; con los residuos de embalaje utilizados para proteger las prendas durante el transporte y el almacenamiento; y, sobre todo, cuando adquirimos los productos textiles en los comercios electrónicos, pues el transporte de la mercancía dispara la huella de carbono.

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, las compras de textiles en la UE en 2020 provocaron alrededor de 270 kilogramos de emisiones de CO2 por persona, lo que significa que los productos textiles consumidos provocaron unas emisiones de gases de efecto invernadero de 121 millones de toneladas. Ojo al dato: la industria mundial de la moda es responsable del 10% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Y es precisamente la industria de la moda rápida o fast fashion la mayor contribuyente a los residuos textiles.

Además, algunas empresas que producen textiles para la industria de la moda suelen utilizar materiales sintéticos que no son biodegradables, lo que aumenta el impacto ambiental. Otra fuente de contaminación procede de la industria de la ropa de trabajo y uniformes, o más bien, de aquellos sectores industriales donde se reemplazan regularmente los uniformes de trabajo, generando residuos textiles en grandes cantidades.

Y aunque pueda parecer paradójico, el propio reciclaje de textiles llega a producir residuos, especialmente cuando no se cuenta con los sistemas adecuados, esto es, con tecnologías como las que diseña, desarrolla y comercializa PICVISA. Porque un buen sistema de gestión del reciclaje textil debe contar con las máquinas y robots adecuados, a fin de procesar eficientemente todos los materiales y distinguir cuáles sí pueden servir para fabricar nuevas fibras con las que producir futuros productos textiles.

¿Cómo solucionar el problema de los residuos en forma de recortes, desperdicios de producción y materiales no utilizables? PICVISA cuenta con la solución adecuada: el separador óptico ECOCLIP. Su tecnología garantiza una clasificación automática adecuada y precisa de los recortes en los procesos de reciclaje textil, y lo hace en función de la composición de las fibras y los colores. ECOPLIP asegura el control de calidad de esos recortes para que, antes de reciclar, el material esté limpio de contaminantes: otras fibras, otros colores, hard points o puntos duros, metales, costuras, etc.

¿Qué pasa con los textiles reciclados?

La recuperación de fibra, hilo o tela para reprocesarlos y transformarlos en nuevos y útiles productos es una de las estrategias implementadas en el reciclaje de textiles. Ya vimos en nuestro blog cómo funciona el reciclaje de residuos textiles y qué materiales son más fáciles de reciclar.

Para gestionar estos procesos, es fundamental disponer de tecnología automatizada como la que produce PICVISA. Por ejemplo, el separador óptico ECOSORT permite la clasificación y separación automática de prendas textiles tanto por composición (NIR), color (VIS) y/o forma. Gracias a la flexibilidad de la visión multiespectral, ECOSORT se puede configurar para realizar cambios rápidos en la clasificación automática de los distintos materiales textiles que la industria pueda necesitar.

ECOSORT ya mejora los procesos de Textile House, empresa eslovaca que durante más de 20 años ha estado a la vanguardia de la circularidad, transformando textiles desechados en recursos reutilizables. En su centro de clasificación en Eslovaquia, se procesan más de 100 toneladas de productos diariamente, con un fuerte compromiso de maximizar la reutilización.

Con los crecientes desafíos en la industria textil, el reciclaje de textiles no reutilizables se ha vuelto esencial. Gracias a la tecnología avanzada de clasificación de fibras de ECOSORT, Textile House ahora clasifica eficientemente los textiles por tipo de fibra y composición, optimizando los materiales para los siguientes pasos en la cadena de reciclaje. Hasta la fecha, ha desarrollado productos sostenibles como Cover Mats a partir de suéteres sintéticos, toallitas de algodón y almohadas recicladas a partir de plumas recicladas.

Debemos tomar conciencia del problema. El auge de las compras online, las prácticas flexibles de devolución, los cambios en las preferencias de los consumidores y las estrategias comerciales de la moda rápida han dado lugar a un aumento de los residuos textiles, y no sólo aquellos que desechan los consumidores. En los últimos años, la moda rápida, así como las marcas de lujo, destruyen ropa, zapatos y otros textiles devueltos o no vendidos.

La destrucción de productos textiles antes de su uso es un ejemplo de un enfoque “extraer-fabricar-desperdiciar” que pone de manifiesto la ineficiencia de los actuales sistemas lineales de producción-consumo, que causan impactos negativos evitables en el medio ambiente y el clima. Alianzas como la que han suscrito PICVISA y Textil House muestran que sí es posible dar un paso adelante en el camino hacia una industria textil más sostenible.

Información

  • Carr. de Manresa, 50-60, 08280 Calaf, Barcelona, Spain
  • PICVISA