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La UE avanza en su normativa para acabar con los plásticos de un solo uso
La UE avanza en su normativa para acabar con los plásticos de un solo uso
La UE avanza en su normativa para acabar con los plásticos de un solo uso
Bolsas del supermercado, envases de comida para llevar, cubiertos y platos desechables, pajitas para beber, bastoncillos de algodón, filtros de cigarros… Todos son plásticos de un solo uso (SUP, por sus siglas en inglés). Su fabricación no ha parado de crecer a escala mundial, pues está asociada al modelo de consumo actual, con el aumento de los servicios take away o la celebración de fiestas, cumpleaños o eventos, en los que preferimos usar y tirar, que usar y lavar.
La difícil degradación del plástico es un desafío ecológico en todo el planeta. Si un producto de plástico acaba en el vertedero, y no se recicla, se elimina la posibilidad de obtener nuevos recursos. Y si se abandonan en la naturaleza, el impacto medioambiental es especialmente negativo, pues se degradan muy lentamente, permaneciendo sus elementos básicos en el medio, fragmentados a largo plazo en partículas de tamaño micro o incluso nano. Esta persistencia de los plásticos en la naturaleza, junto con la presencia de algunos elementos tóxicos en su composición y su capacidad de adsorber contaminantes del entorno, una vez abandonados, se asocia con problemas ambientales que derivan en problemas económicos, sociales, sanitarios y biológicos, especialmente en el ámbito marino. Un dato: los plásticos de un solo uso son responsables del 50% de la contaminación marina.
Afortunadamente, en los últimos años ha habido importantes avances en la regulación de los SUP. En la UE, la Directiva 2019/904 sobre los SUP, adoptada en junio de 2019, tuvo como objetivo prevenir y reducir el impacto ambiental de ciertos productos de plástico, especialmente en el medio acuático, y promover la transición hacia una economía circular con modelos sostenibles.
Felizmente, la UE logró el pasado abril un acuerdo provisional —pendiente de ser ratificado por la Eurocámara y el Consejo— sobre una nueva propuesta de ley con tres objetivos: prohibir determinados productos plásticos de un solo uso, lograr que todos los embalajes de la UE sean reciclables para 2030 y reducir sus desechos.
La futura norma, que incentiva el reciclaje y la reutilización de envases, considera el ciclo de vida completo del embalaje y busca garantizar que los envases utilizados en la UE sean más seguros y sostenibles. El acuerdo provisional negociado a partir de la propuesta que hizo la Comisión Europea a finales de 2022, pretende minimizar la presencia de sustancias nocivas y reducir los envases innecesarios. Con ese fin, obligará a los establecimientos de comida rápida a permitir que sus clientes acudan con su propio contenedor para recoger los alimentos o bebidas y llevárselos a su casa sin coste adicional. Además, a partir de 2030, los establecimientos deberán ofrecer el 10% de sus productos en formatos de empaquetado reutilizables.
En relación a los productores e importadores, la normativa en curso los obligaría a reducir al mínimo el espacio vacío en los paquetes, a fin de evitar que los pedidos lleguen en envoltorios en los que sobra la mitad del espacio, algo muy frecuente cuando compramos en plataformas digitales. También se impulsaría la mejora de la recogida y el reciclaje: por ejemplo, el 90% de los envases de hasta 3 litros de bebidas de plástico y metal de un solo uso deberán ser recogidos por separado a partir de 2029.
La propuesta negociada en Bruselas mantiene los objetivos de reducción de envases: 5% para 2030, 10% para 2035 y 15% para 2040, y llama a los países a reducir también los desechos de embalaje. De ser finalmente adoptada, la normativa llevará a la prohibición, a partir del 1 de enero de 2030, de ciertos envoltorios plásticos de un solo uso para fruta y vegetales frescos, o los de alimentos y bebidas que se consumen en cafés o restaurantes. Tampoco se podrán ofrecer a partir de esa fecha porciones individuales de condimentos, salsas o edulcorantes, ni los botes miniatura de champú o crema presentes en muchos hoteles. Y habrá que buscar alternativas, a partir de 2030, para proteger las maletas, pues estará prohibido envolver en celofán el equipaje en los aeropuertos.
En la prohibición también se incluyen las bolsas de plástico muy ligeras (menos de 15 micras), salvo por motivos higiénicos o que constituyan el embalaje primario para alimentos a granel en comercios, como una forma de evitar el desperdicio alimentario, según ha explicado la Eurocámara. Junto a ello, se contempla la prohibición hasta 2026 del uso de los compuestos químicos llamados perfluoroalquilos y polifluoroalquilos (PFAS), popularmente conocidos como contaminantes eternos, tanto en los envoltorios como en los embalajes en contacto con los alimentos, tales como las cajas para transportar las pizzas.
En líneas generales, se busca que la UE pueda llegar a cumplir el objetivo fijado de reducir un 15% los desechos de embalajes y envoltorios para 2040. Al mismo tiempo, se pretende reducir también la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero.
La solución, ECOPACK
Si el aumento de la producción de plásticos es un problema importante, el incremento de plásticos de un solo uso lo agrava. De ahí que sea esencial recolectar y procesar correctamente todos los tipos de plástico, a fin de mantenerlos dentro del ciclo y alejados de la naturaleza.
Como empresa líder en soluciones de clasificación y reciclaje, PICVISA cuenta con el producto adecuado para la clasificación y detección de todo tipo de plásticos: ECOPACK, un separador óptico que permite clasificar y separar automáticamente varias tipologías de materiales según su composición (NIR), su color (VIS) y su forma (deep learning). Además, gracias a la flexibilidad que ofrece su visión multiespectral, se puede configurar para realizar cambios rápidos en la clasificación de nuevos materiales que puedan aparecer en el flujo de entrada a tratar.
Unido a los sistemas de clasificación óptica ECOFLAKE, que permiten separar diferentes tipos de escamas de material con una precisión y eficiencia extraordinarias utilizando cámaras CMOS RGB de alta definición combinadas con tecnología NIR, ponen de manifiesto cómo la tecnificación del reciclaje de plásticos y otros materiales es una necesidad cada vez más acuciante que contribuirá al cumplimiento del marco regulatorio.
Igualmente supone una oportunidad para mejorar la eficiencia y la rentabilidad de las plantas de reciclaje, lo que lleva a impulsar la economía circular y la sostenibilidad del planeta.